La crisis energética ya ha llevado a algunos países
a replantearse su mezcla de consumo energético,
hacia una composición más equilibrada y que los
lleve a reducir los riesgos ante las variaciones
climáticas y la dependencia de energía de terceros
países, donde intereses geoestratégicos puedan
interferir con el suministro energético (Rusia,
Argelia, China). En este sentido, Francia ya ha
anunciado la construcción de nuevas centrales
nucleares, con el objetivo de ser energéticamente
autosuficiente. De igual forma, China ha
anunciado, en el contexto de sus objetivos
climáticos, la inversión de 440 millardos de
dólares, para construir 150 centrales nucleares en
los próximos 15 años, más que el resto del mundo
en los últimos 35 años.
La inflación lleva meses subiendo en muchas
zonas del mundo, lo que ha impulsado a los
bancos centrales de los países emergentes a subir
tipos de interés, mientras que, en los países
desarrollados, que se lo pueden permitir dada la
diferente estructura de formación de precios y la
credibilidad de sus monedas, la política monetaria
ha decidido, por lo pronto, mantenerlos estables
para seguir apoyando la recuperación económica.
No obstante, en Estados Unidos, la Reserva
Federal ha comenzado el tapering (la reducción de
compra de activos), mientras que las expectativas
de subidas de tipos de interés se han adelantado
un año completo, empezando a la mitad de 2022.
El Banco Central Europeo (BCE), por su parte, ha
anunciado que mantendrá los tipos de interés,
pero reducirá el ritmo de compras, mientras que
explícitamente ha aumentado la tolerancia a la
inflación por encima del 2%.
Debe hacerse notar que el BCE sigue defendiendo
la tesis de que la inflación es un fenómeno
esencialmente transitorio, mientras que la
comunicación de la Reserva Federal empieza a
considerar que esa transitoriedad empieza a
decaer. Es cierto que es probable que los precios
de la energía y otras materias primas vuelvan a
caer una vez que se resuelvan los problemas de
suministro y se normalice la demanda, y por tanto
se reduzcan las presiones inflacionarias, pero
también es cierto que los repuntes observados en
estos meses ya se están trasladando a alimentos y
otros productos y servicios y, por tanto,
anclándose en la inflación subyacente. Por ello,
resulta difícil anticipar en este momento en qué
medida habrá efectos de segunda ronda, en virtud
de la indexación de salarios y de las pensiones. Sin
embargo, se estima que el impacto será diferente
por países y según la naturaleza específica de este
tipo de clausulas de indexación incorporadas en
los contratos laborales.
A nivel de otros riesgos que podrían afectar la
recuperación de la economía global, hay que
vigilar los relacionados con la pandemia, ya que en
Europa y en algunos otros países la incidencia de
contagios está subiendo nuevamente con la
llegada de la temporada invernal, a pesar de los
altos niveles de vacunación alcanzados.
Por otra parte, la economía China está en un
momento de transformación de su modelo
económico. Las conocidas dificultades de las
grandes promotoras inmobiliarias (Evergrande,
Fantasia, etc.) deberán ser superadas mediante el
apoyo de las autoridades, ya que son consideradas
“demasiado grandes para fallar”. No obstante,
estas dificultades ya están teniendo repercusión
en la confianza en los compradores y están
impactando las compraventas del sector
inmobiliario y en la actividad de la construcción. La
planificación central china va a promover otros
sectores de la industria y una reorientación de la
construcción para minimizar el impacto de esta
desaceleración. Una quiebra de las grandes
promotoras es un evento considerado de baja
probabilidad, ya que, dado su alto impacto
potencial tanto en la economía como en los
mercados financieros, implicaría seguramente un
rescate por parte del gobierno.
Por el lado positivo, el crecimiento económico
podría sorprender si los costes energéticos
bajaran rápidamente, la inflación remitiera, los
problemas de la cadena de suministro se
solucionaran rápidamente y el consumidor
aumentara su gasto debido a los ahorros
acumulados en 2020 y 2021. Para una más rápida
recuperación también sería necesario que las
actividades de servicios, ocio y turismo se
restablezcan completamente, lo cual se encuentra
condicionado a que la pandemia remita. Asimismo,
en Europa, resultará importante el buen uso del
Plan de Recuperación y Resiliencia, así como
acometer reformas estructurales para un
crecimiento más sólido y duradero. En Estados
Unidos, por su parte, la aprobación del ambicioso
plan de construcción de infraestructuras (1.200
millardos de dólares) dará impulso económico en
los próximos 5 años.
Hacia adelante, y dadas estas circunstancias del
entorno global, se espera que la recuperación
continúe, aunque de manera más lenta en 2022 y
2023, y que se consiga recuperar la senda pre-
pandémica en 2024. Sin embargo, para ello será
necesario hallar una solución satisfactoria a los
complejos problemas que ahora enfrenta la
economía mundial: inflación, costes energéticos,
pandemia, cadenas de suministro y equilibrios
geoestratégicos, aspectos que siguen pesando
sobre la actividad económica global.