Los objetivos de la inversión deben
estar definidos de la forma más concreta posible,
teniendo en cuenta las limitaciones impuestas tanto por la situación
financiera como por el grado de aversión al riesgo (actitud
de rechazo que experimenta un inversor ante el riesgo financiero,
en concreto ante la posibilidad de sufrir pérdidas en el
valor de sus activos).
Como ejemplos de definición de objetivos
podemos señalar los siguientes:
Acumulación de capital
(como cobertura ante posibles imprevistos, para dejar a los herederos…).
Jubilación (asegurar
unos ingresos mínimos en la jubilación o mantener
en ese momento el actual nivel de vida).
Necesidades de ahorro específicas
(compra de vivienda, reformas, educación de los hijos, vacaciones,
etc.).
Obtención de rentas adicionales
para aumentar los ingresos mensuales.
Ha de tener en cuenta que los objetivos:
Llevan asociados un plazo (horizontal
temporal).
Deben ser alcanzables.
Son diversos y de importancia variable.
¿Cómo
pueden fijarse los objetivos?
Una alternativa es definirlos en términos
de rentabilidad. Por ejemplo: obtener
un rendimiento que supere en un 2% al incremento del índice
de precios (inflación). Ya que rentabilidad y riesgo van
asociados, también podemos fijar los objetivos en términos
de riesgo. Por ejemplo: quiero invertir en un producto
en el que la pérdida máxima esperada en un año
sea del 10%.
Sin embargo, puede resultar más sencillo fijar los objetivos
en términos reales. De esta forma lo abstracto
(rentabilidad, riesgo)se transforma en real (Una vivienda, una renta
para la jubilación, etc.). Este enfoque puede ayudar a la
hora de adoptar un papel más activo en las decisiones de
inversión y en su posterior seguimiento, ya que permite tomar
conciencia de lo que realmente está en juego.
Es importante determinar el horizonte
temporal de cada objetivo.
El horizonte temporal es el plazo de vida de
la inversión (en algunos casos el producto tiene un plazo
determinado - un vencimiento), por ejemplo un bono a 5 años
(al quinto año la entidad emisora devuleve el capital al
inversor y finaliza la inversión). En algunos casos los productos
tienen una vida perpetua, las acciones por ejemplo, no tienen vencimiento
(al comprar acciones estamos haciendo una aportación al capital
de la entidad - nos convertimos en socios). La parte de los ahorros
que no espere necesitar a corto o medio plazo podrá invertirla
en productos que, como contrapartida a la inmovilización
del capital, ofrezcan la posibilidad de obtener una rentabilidad
más alta (No hay unanimidad, pero se suele entender por corto
plazo, hasta un año, medio alrededor de tres y largo a partir
de los cinco).
Ejemplo: La Sra. Pérez
tiene 34 años, esta casada y tiene un hijo. El matrimonio
tiene ahorrados 40.000 € de los que en el plazo de un año
van a emplear 18.000 € para la compra de un vehículo.
El resto del dinero no tienen previsto necesitarlo ni a corto ni
medio plazo. En este caso, lo lógico sería invertir
18.000 € de los 40.000 € en algún activo que pudiera
recuperar sin pérdida en el plazo de un año (por ejemplo,
un bono con vencimiento a un año) de manera que llegado el
momento pueda recuperarse el capital y realizar la compra prevista.
La seguridad de que podrá recuperar la inversión en
el plazo de un año implica una menor rentabilidad.
Con el resto del dinero, el inversor debería
pensar en otros horizontes y finalidades y buscar el producto adecuado
para alcanzarlos (por ejemplo: para los estudios del hijo, para
hacer una reforma en la casa…).
Los objetivos deben ser realistas y
alcanzables.
Esto exige que se definan en función
de los recursos disponibles. Si con la suma de los recursos
actuales y los previstos los objetivos no parecen alcanzables, habrá
que rebajar las expectativas o aumentar los recursos en la medida
de lo posible (reduciendo gastos, aumentando ingresos, asumiendo
mayores niveles de riesgo en las inversiones con la esperanza de
obtener mejores resultados).
Ejemplo:La Sra López ha conseguido
ahorrar 50.000 euros en los últimos 6 años con la
finalidad de adquirir una vivienda. Tiene previsto hacer la compra
el año que viene. El precio de la vivienda (objetivo planteado)
deberá ajustarse a los recursos y capacidad de ahorro de
la Sra López. Dado el horizonte temporal de la inversión
(corto plazo) y la importancia del objetivo planteado, los ahorros
deberían invertirse en un activo de bajo riesgo, por lo que
no cabe esperar que se obtengan rentabilidades elevadas.
Determinar cuáles son los objetivos
prioritarios.
En general no habrá un solo objetivo
sino varios, por lo que es muy importante determinar cuáles
son los prioritarios. Cuanto más importante
sea un objetivo, menos riesgo se debe asumir en las inversiones
que se hagan para tratar de alcanzarlo.
Ejemplo: El Sr Pérez trabaja como
taxista. Durante los últimos 5 años ha estado ahorrando
3.000 euros cada año para, llegado el momento, poder cambiar
el taxi. Tiene previsto hacer la compra el año que viene,
ya que su vehículo actual está empezando a darle problemas.
El objetivo, en este caso, no puede ser más importante para
el señor Pérez, se trata de su herramienta de trabajo.
Por ello, el señor Pérez, no debería invertir
este capital en productos arriesgados, así es que tendrá
que conformarse con una menor rentabilidad.
Establecer cuál es el objetivo
mínimo.
Conviene tener en cuenta que, en términos
financieros, el objetivo mínimo es mantener el poder adquisitivo
de los ahorros. Para ello la rentabilidad neta de su inversión
(una vez descontados comisiones, gastos e impuestos) debe ser al
menos igual a la inflación esperada para el mismo horizonte
de tiempo de la inversión. En caso contrario su dinero habrá
perdido valor, ya que podrá adquirir menos cosas con él.
Ejemplo:Durante tres años el Sr.
Gómez ha invertido 12.000 € a un tipo de interés
fijo del 2,5%. En ese mismo período se ha producido una subida
de los precios de un 3% cada año. Como consecuencia, los
12.000 € al cabo de los tres años se han convertido
en 12.900 € (2,5% X 12.000 € X 3 años = 900 €).
Sin embargo, a causa de la subida generalizada de los precios, lo
que hace tres años costaba 12.000 € ahora cuesta 13.080
€ (12.000 € X 3% X 3= 1080 €). Lo correcto sería
utilizar interés compuesto con lo que el resultado final
sería 12.000 X 1,03^3= 13.112 €. En conjunto, su poder
adquisitivo se ha reducido en 180 € (12.900 € –
13.080 €).